Si eres de derechas o izquierdas; cristiano,
ateo o musulmán; trabajador o estudiante; deportista o fumador; casado,
soltero o buscas un relación. Son algunas de las informaciones que los usuarios
de las redes sociales suelen revelar, en muchos casos sin darse cuenta.
El ser humano ha tenido siempre la imperiosa
necesidad de relacionarse con su entorno. La amistad ha sido uno de los
vínculos más fuertes que hemos conseguido crear con los demás, incluso más que
las relaciones de pareja. No se ve enturbiada por instintos, sino que se forja
con el tiempo y con la lealtad.
Con el desarrollo de las nuevas tecnologías las
formas de mantener en contacto a las personas han evolucionado y se han creado
nuevos vínculos que antes resultaban inexistentes. Gracias a Internet y a las
redes sociales se ha producido no sólo un cambio social, sino también cultural.
Las relaciones parecen magnificarse y podemos saber
en todo momento lo que hace cada uno. Años atrás, resultaba imposible mantener
el contacto con personas que vivían lejos de nuestra ciudad, métodos como la
correspondencia y el teléfono ayudaban pero eran realmente lentos y dificultaban
su continuación.
La creación de las redes sociales trae consigo la
inmediatez, todos parecen estar interactuando a nuestro alrededor a pesar de
que hablemos de una persona que vive en Singapur.
Este tipo de conexiones personales no sólo nos
permite tener relación con nuestras amistades, también crea la
posibilidad de transmitir información entre desconocidos, agrupar a estos en
grupos en función de sus gustos y aficiones. Redes como Twitter o Job and Talent nos abren las puertas a un mundo en el que
las redes pueden aportarnos algo más que meras relaciones. Se crean páginas
sociales especializadas en ciertos campos, que nos ayudan a encontrar trabajo y
a las empresas a encontrar el perfil de trabajadores que están buscando.
En Twitter
son muchos los políticos, escritores y artistas que comparten una franja de su
vida en el que el seguidor puede mantenerse de manera anónima. Muestran
opiniones, fotografías que los humanizan ante un público que siente a sus
ídolos como alguien cercano a ellos.
Puede que este éxito nos parezca sorprendente, pero
no podemos olvidar que el interés por lo ajeno ha estado presente durante la
evolución de nuestra sociedad. La prensa rosa o sensacionalista ha sido
habitual en nuestras vidas, siempre ha existido el deseo de saber que hacían
los famosos con su vida. Ese deseo se ha transportado a algo más cercano a
nosotros, con las redes sociales podemos en muchos casos ver la información de
otras personas que se encuentran relacionadas con nosotros sin que ellos sepan.
Compartimos nuestras fotografías, comentarios, anécdotas, actualizamos nuestra
actividad para un público que muchas veces nos es desconocido. Nos gusta saber
y que sepan de nosotros, pero no
nos gusta perder el anonimato en el proceso.
Uno de los principales problemas que observo en el
futuro de las redes sociales es la intromisión tan profunda que hacen en la
vida de las personas. Son un escaparate perfecto para las empresas de marketing
y publicidad, cada usuario se convierte en un conejillo al servicio de los
estudios de mercado. Al colgar nuestra vida en la red estamos aportando
información de manera totalmente gratuita. Damos indicaciones de nuestros
gustos, de los sitios en los que pasamos las vacaciones y cenamos, en que trabajamos…
La última moda en la red Facebook es hacerse fan de empresas y productos; con ello las
compañías obtienen datos del target de mercado al que deben dirigirse pudiendo
segmentar su publicidad y adecuarla.
La empresas ha tomado la red como una fuente de información
adicional, son muchas las que en procesos de selección han utilizado los
perfiles de las redes sociales para observar el comportamiento de los futuros
empleados fuera del ámbito de trabajo. Han sido muchos los empleados que por
ciertas fotografías han sido despedidos. ¿Hasta dónde algo de nuestra vida privada
puede afectar en nuestro trabajo?
Hace unos años el gobierno alemán, fue muy tajante
al respecto y ante el temor a una posible restricción de la libertad prohibió a
las empresas buscar datos de los empleados en las redes sociales.
¿Hasta qué punto pueden este tipo de redes sociales
llegar a controlar todos los ámbitos de nuestra vida?