Desde la expansión de Facebook se ha venido dando un fenómeno cada vez más frecuente en todas aquellas compañías que comienzan su andadura en la red. Todas ellas están de alguna manera condicionadas y estructuradas formando pequeñas sub-redes sociales, sin importar la actividad que desempeñen. Sin embargo, a pesar de parecer un requisito indispensable en cualquier Start-up que pretenda tener futuro, la saturación que se está creando en torno a este concepto está empezando a crear un rechazo cada vez más sensible en los usuarios.
A día de hoy, la competencia en Internet es feroz, la oferta es infinita, los "big players" son enormes y el error penaliza casi a cada segundo. Este hecho del mercado, junto con la tendencia expuesta anteriormente, hace que la posibilidad de que una empresa tenga éxito se reduzca exponencialmente a medida que va creciendo más y más la oferta. Sin embargo, y a pesar de todas estas barreras de entrada, Internet ofrece un espacio en el que la genialidad siempre se premia, y se premia a nivel global. Estos son, sin duda alguna, los dos filos de una navaja muy afilada en la que el éxito cuesta poco más que la más simple genialidad y el fracaso se vende bajo costes...
Este es el panorama que se presenta a día de hoy para cualquier empresa que quiera nacer en la red... una auténtica selva donde a parte de la suerte, siempre presente en todo, tendrá que dar lo mejor de si, mantenerlo y más tarde superarlo, para ser aceptada por la anónima masa internauta que aprovecha cualquier ventaja que le puedan ofrecer por menos... y deberá exprimir al máximo una idea genial para ser merecedora del éxito universal.
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