Todos o casi todos sabemos a qué se dedica esta compañía estadounidense, Amazon, ya que fue una de las primeras compañías en vender todo tipo productos relacionados con la electrónica, incluso comida o juguetes, a través de internet, habiendo empezado solo y exclusivamente a vender libros por internet. Ha creado webs personalizadas para distintos países para así adaptarse más a lo que se consume en cada lugar pero, ¿están todos contentos con sus políticas?
Imagina por un momento que eres un comerciante el cual tiene una librería tradicional, de las de toda la vida, donde la gente va e indaga en los libros o sectores que más les interesa; donde ves a las personas entrar y salir y, aunque compren o no, da una sensación de satisfacción el ver que la gente acude a tu negocio y, al menos, muestra interés por lo que ofreces y no es algo en lo que hayas invertido en vano.
Puestos en situación, de repente entra un gigante como Amazon, el cual te vende los mismos libros que tú ofreces a un coste muy inferior y, cuando enganchan al cliente, que era el mismo que entraba en tu tienda hace ya un tiempo, vuelven a subir los precios para incrementar beneficios.
No es nada ilegal y, por supuesto, la gente tiene que adaptarse a los cambios tecnológicos y facilidades que ofrecen los mismos ya que es parte del proceso natural de la modernización pero, ¿qué hace ese pequeño comerciante que con ilusión abrió su librería hace ya unos años?
Pues bien, parece ser que recientemente la ministra francesa de Cultura y Comunicación, Aurelie Filippetti, se ha dado cuenta de que esto no favorece en nada la transmisión de la propia cultura así como la justa competitividad y se ha propuesto tomar medidas al respecto. ¿Cómo? Pues sencillamente incrementando tasas a los gigantes y concediéndole ayudas a los pequeños para que éstos últimos puedan "modernizarse" y así intentar competir con los que les han quitado el mercado, intentando que los libreros independientes franceses puedan comercializar sus libros por internet a precios competitivos.
Esto aún no se ha llevado a cabo pero está en proceso de ello, con claros votos a favor y otros tantos en contra.
Dicho esto... ¿es o no justo, por un lado, cargarte a los pequeños sin posibilidades de competir con los gigantes o, por otro, poner trabas a éstos por haber crecido tanto? Siempre dependerá del punto de vista desde el que se mire...
Álvaro Carrión
1 comentario:
Me parece muy interesante este artículo que si lo exprimimos un poco, tiene como componentes además de los Sistemas de Información, tanto la Economía como la propia Sociología.
Desde hace unos 20 años que ha estallado con virulencia definitiva, la Globalización tiene sus ventajes y sus inconvenientes. En el caso que nos ocupa, un libro de cualquier Universidad Americana que podría ser casi inalcanzable hace 10 años (tanto por los plazos de disponibilidad como por los precios a pagar), se ha convertido hoy en una realidad en 10 días y 100 euros gracias a Amazon.
Ahora bien, ¿que hay otros grupos sociales que se están viendo perjudicados con esta circunstancia? Pues de manera similar a los jornaleros cuando aparecieron los tractores, a los fabricantes de máquinas de escribir con el surgimiento de los procesadores o a los fabricantes de VHS con la irruppción del DVD.
No podemos negarnos a modernizarnos, pero lo que sí es absolutamente necesario es entender que es la modernidad la que debe estar al servicio de la Sociedad EN SU CONJUNTO, y no justamente al contrario en beneficio de dos o tres grandes imperios que acaben constiuyéndose casi en Estados.
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