En los tiempos que corren, en que es impensable cualquier transacción que
no pueda realizarse a través de un ordenador, o quizás a través de un teléfono
móvil, disponiendo únicamente de una buena conexión a internet, aún existen
pequeños agentes de nuestra economía cuya penetración en este canal es todavía
muy reducida.
Yéndonos a lo más básico, al día a día de una persona de a pié. Podemos
contratar adsl, telefonía, luz y gas. Consultar nuestras facturas, pagarlas,
hacer una transferencia en la banca electrónica. Reservar un billete de avión,
de tren. Cambiar la reserva, una vez, otra. Cancelarla. Solicitar cientos de
documentos a la administración pública. Comprar un pantalón o unos zapatos en
zara.es. Planear las vacaciones. Podemos, podemos… y puedo seguir.
No obstante, en numerosas ocasiones, estas opciones se circunscriben a las
grandes empresas. Entidades que, por un lado, han contado con los recursos
necesarios para montar plataformas lo suficientemente amplias, sencillas y
autogestionables como para hacerse un hueco en la dinámica comercial de los
consumidores; y por otro lado, han sabido anticiparse a la feroz competencia
que Internet y las nuevas tecnologías han conseguido despertar.
Pero, ¿qué pasa con los pequeños negocios? Aún a día de hoy, muchas
empresas realizan sus transacciones como si no hubiera pasado el tiempo. Desde
el mismo punto de venta. Me refiero a la pequeña mercería del barrio, la tienda
de mascotas, la frutería…
Pero estos negocios no pueden por más tiempo mantenerse ajenos a la
realidad. Tal y como se muestra en la siguiente tabla, la evolución del
comercio electrónico es imparable.
Esto indica que ya todas las grandes empresas han incorporado el comercio
eletrónico a su operativa diaria.
La tendencia será que las pequeñas empresas incorporen a sus negocios sistemas
POS (Point of Service), consiguiendo llegar al lugar donde se encuentran sus
clientes y sus necesidades.
Entendamos los sistemas POS. La creencia generalizada es que un sistema
POS se reduce a canalizar el pago del cliente, y llevar un registro de entradas
y salidas e caja. Nada más lejos. Además del registro de operaciones con
tarjetas de débito o crédito, registra las ventas, analizan costes y llevan un
seguimiento pormenorizado del inventario. Todo esto como funcionalidades
básicas. Pero también permite a los pequeños negocios desarrollar un CRM. Apoya
al marketing del pequeño negocio. A través de un sistema POS se mantienen las
bases de datos de los clientes, se siguen sus patrones, se recuerdan fechas de
cumpleaños y otra información sensible, maneja cupones descuento, fideliza al
cliente.
No podemos olvidarnos además de lo importante que resulta a día
de hoy tener presencia en la red. Si no estás en Internet, no existes.
La escala que era necesaria hace años para contar con un espacio
web accesible al público es ya historia. Con las aplicaciones web de bajo coste, las pequeñas empresas
están quedando sin excusas. Estas son algunas herramientas que hacen que la
aplicación de comercio electrónico sea ineludible:
• Shopify: con
cuotas mensuales a partir de $ 30, Shopify ofrece las características
necesarias para construir la tienda online, con plantillas, hosting…
• Volusion: por $ 15 al mes, se obtiene un conjunto básico de
servicios, incluyendo el software de comercio electrónico para los que empiezan
un negocio online.
Todas estas son algunas de las opciones que los pequeños
negocios tienen a su alcance para mantenerse en la carrera por tener su hueco
en el mercado. El mundo sigue avanzando, y nadie puede quedarse atrás.
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