Amenaza contra la intimidad; un problema todavía más grave en la red
Con la revolución tecnológica de los últimos años, a día de hoy es impensable que ninguna persona de menos de 50 años no disponga de una cuenta de correo electrónico en internet. A los llamados mails, se les fueron sumando los perfiles en redes sociales, las cuentas bancarias, las inscripciones en revistas y un largo etcétera. Es por ello que actualmente tenemos colgada nuestra vida entera en la red, con la consecuente vulnerabilidad de nuestra intimidad.
Los hackers, cuando logran piratear la página de alguna entidad bancaria, o la de cualquier empresa con base de datos de clientes, obtienen acceso a información privada como direcciones de e-mail, teléfonos, compras que indican los parámetros de consumo, fotos y muchos detalles más de la vida íntima de los particulares. Y es que, desde mi punto de vista, no es un tema que esté suficientemente regulado por lo que los jueces tampoco disponen de demasiadas herramientas para amparar a los perjudicados. Y si las tuvieran, ¿las emplearían?
Esto me lleva a comentar un artículo que leí recientemente sobre la amenaza a la intimidad de las personas que está tan extendida en nuestro país. Y es que hemos llegado a desarrollar una lucha obsesiva por el derecho a la libertad. Y parece que cualquier ley que suponga una barrera al uso de la libertad, debe ser derogada. Este derecho a la libertad ha terminado ganando la batalla al derecho a la intimidad. Podemos verlo en los programas de televisión, en revistas, en periódicos digitales, donde diariamente se publican fotos “robadas” logradas por ambiciosos paparazzis que lo que buscan es lucrarse con la foto buscada del momento. También los piratas informáticos han logrado acceso a los teléfonos móviles de rostros famosos, publicando fotos personales y mensajes privados sin atender a contemplaciones sobre el derecho a la privacidad y la intimidad de cualquier ser humano, por muy popular que sea.
Las nuevas generaciones renuncian de manera irresponsable a su derecho a la intimidad exponiéndose al completo en las redes sociales. Esto tiene una repercusión exponencial en el tiempo, ya que lo que se cuelga en internet se posterga en el tiempo y puede suponer que una persona deje de ser dueña de su propia vida privada, costando mucho recuperar esa intimidad que anteriormente se ha publicado de manera irresponsable. ¿Creéis que este ataque contra la intimidad de las personas podría evitarse con una regulación más estricta?
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