No sólo hablamos de bienes materiales, sino de bienes personales o simplemente de la protección de una idea. Pues bien, hoy en día en pleno siglo XXI la búsqueda de la seguridad total sigue de actualidad, no hay hombre, padre, abuelo, empresario o un simple trabajador que no se las ingenie para proteger a la familia, los papeles de trabajos o la propiedad intelectual de una ingeniosa idea a base de crear contraseñas imposibles de recordar o sistemas de seguridad difíciles de manipular y mantener a lo largo del tiempo.
Es interesante echar un vistazo atrás y ver como los antiguos utilizaban ya sistemas, algo arcaicos si los comparamos con las tecnologías utilizadas en el S.XXI, de seguridad y protección de los pergaminos y diferentes manuscritos guardados cuidadosamente en famosas bibliotecas como la de Alejandría, ante la atenta mirada de los pocos eruditos que permitían o denegaban el acceso a la misma, autorizando de este modo el acceso a una inimaginable fuente de información y sabiduría a sólo unos pocos privilegiados.
Un gran dicho popular dice “Las viejas costumbres nunca mueren” pues bien, no sólo no mueren sino que se renuevan y modernizan, pero… ¿tanto hemos cambiado?
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