“Los
sistemas de información no son fáciles, no son baratos y a veces no son una
opción”
Eso decía un profesor de mi universidad. Con su
pinta de genio loco, Einstein y su ropa desaliñada, no le hacíamos mucho caso,
¿cómo puede decir eso cuando precisamente se dedica a las tecnologías de la
información?
Las tecnologías de la información no sólo nos
rodean, más bien nos acorralan: tenemos un móvil que más bien parece un
ordenador, con mail, internet, aplicaciones para todo lo inimaginable, música…;
dejamos de trabajar un momento y nuestro descanso es ver el periódico o
consultar el móvil; vivimos 100% conectados; incluso las discusiones se acaban
con un “vamos a buscarlo en Google” (véase “Se acabaron las discusiones”).
Entonces ¿cómo es posible que un profesor
–supuestamente profesional de las tecnologías de la información- diga eso?
Hace poco, se me olvidó el móvil en casa y estuve
todo el día sin él. El primer pensamiento, “¿qué hago sin móvil?” Y por mucho
que alguno no se lo crea, SOBREVIVÍ. No pasa nada, no hay síntomas secundarios,
no se cae el pelo, ni entran picores. De hecho, estuve más tranquila. Incluso
cuando bajé a fumar tuve tiempo de mirar a la gente y hablar en vez de hablar
por teléfono o mirar las redes sociales. Os lo recomiendo. Toda una
experiencia.
Necesarios, sí. Útiles, también. Pero también
prescindibles durante un tiempo.
Voy a cambiar la frase: los sistemas de
información no son fáciles, no son baratos y a veces la mejor opción es
dejarlos en casa.
1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo. Cundo te dejas el móvil, parece que te has olvidado una parte de ti, pero al final resulta que no era tan importante. Es sano olvidárselo de vez en cuando.
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